domingo, 15 de mayo de 2011

La "Boda Real"

La euforia que generó en gran parte del mundo la Boda Real celebrada entre el Príncipe William de Inglaterra y su ahora esposa Kate Middleton ya se ha terminado (¡por fin!), en parte porque el feliz acontecimiento ocurrió hace más de dos semanas, y también porque otras impactantes noticias lo opacaron un poco, como por ejemplo la beatificación de Juan Pablo II y la muerte de Osama Bin Laden.
                Sin embargo, precisamente como la Boda Real ya no está tan en boga como hace unos días, creo que ahora resulta pertinente abordarlo ahora desde otra perspectiva. Reconozco que fue un evento impresionante, y hay que destacar el hecho de que fue ampliamente mediatizado, pues miles de personas sintonizaron la ceremonia en televisión, y otros tantos siguieron cada uno de sus detalles a través de Internet y de las redes sociales.
                La fastuosidad y elegancia de la pareja Real y de todo lo que les rodeaba fue digno del mejor cuento de hadas, mas  no deja de saltar a la vista que este acontecimiento tal vez no resulta tan grande como podría pensarse. Comprendo que para un buen número de ingleses tuvo un significado importante, debido a los vínculos nacionalistas y hasta cierto punto, patrióticos con el linaje de la Familia Real y la representatividad que ésta tiene para el país.
De igual modo, yo hubiera creído que las escenas donde multitudes se reúnen en lugares públicos para ver pasar un momento a las celebridades eran posibles únicamente en México, tal como la “niña loca de la Embajada” que acampó afuera de la Embajada inglesa para obtener una invitación a la Boda Real (WTF¿?)…¡pero no! resulta que los ingleses  también se prestaron a la aclamación multitudinaria en las calles mientras la pareja Real hacía su recorrido.
En este sentido es que se desarrolla un breve pero escrupuloso artículo, publicado el pasado 27 de abril en el periódico alemán Spiegel, titulado  “A fairytale wedding? What nonsense!”, el cual otorga una óptica un poco más real acerca de la boda “Real”… (aquí el link de dicho artículo: http://www.spiegel.de/international/zeitgeist/0,1518,759304,00.html)
Para empezar, el autor, Marco Evers, critica muy someramente al sistema monárquico parlamentario de Inglaterra, pues considera como una práctica retórica y ridícula seguir llamando a alguien “su majestad”. Algo que me parece un tanto arriesgado para afirmar, pero con lo que sin duda estoy de acuerdo, es, como menciona el autor: “[…] los soldados británicos están luchando por la democracia en Afganistán y Libia, y pelearon por ella en Irak. Pero en casa, defienden la absurda y no democrática idea de que nadie que no sea un Windsor puede ser la cabeza de Estado”.
El autor critica entonces, una ceremonia realizada bajo el más estricto protocolo, acartonada y predecible; en la que además confluyeron una serie de personajes de la política, el espectáculo y la realeza que no mantienen precisamente buenas relaciones entre ellos. El autor de este ácido artículo también lamenta que Kate estará “muerta en vida”, ya que ahora deberá comportarse según los cánones establecidos por la Casa Real, mismos que le harán perder un buen número de “libertades”, desde decidir qué ropa usar o qué comer, hasta privarse de tener un empleo, para dedicarse únicamente a eventos sociales y a criar niños (preferentemente varones).
Sin duda comprendo el significado que para algunos ingleses que se encuentran a favor del mantenimiento de la monarquía tiene el enlace matrimonial del futuro heredero a la Corona, además del impacto mediático y la proyección de la Familia Real mediante este gran acontecimiento, sin embargo, coincido en muchas cuestiones que plantea este artículo respecto a la inutilidad de eventos como éste.
Eso sí, lo que nadie va a poder negar, les haya gustado la Boda o no, es que algunos vestidos y/o accesorios utilizados por muchas de las mujeres que asistieron a la celebración son simplemente ¡¡ho-rro-ro-sos!! Creo que sí se tomaron muy en cuenta las historias de Walt Disney, y para muestra, esta bonita imagen que encontré vagando por Internet  :P

domingo, 8 de mayo de 2011

(apenas) 22 vueltas al Sol...

El pasado jueves 5 de mayo tuve la fortuna de llegar a mis 22 primaveras, sí, ¡fue mi cumpleaños! Una vuelta más al sol que ha comenzado y que sin duda me ha hecho reflexionar y valorar a las personas que han estado conmigo durante este viaje, o al menos en parte de él, las cosas que poseo, las que quiero alcanzar y la forma en que ha cambiado mi vida a lo largo de 365 días; una especie de “año nuevo” personal. Una vuelta más al sol y un nuevo año por comenzar, un año importante, lleno de cambios y oportunidades.

Es cierto que cada año es distinto, ¡y qué bueno que así sea! pues sería muy aburrido que cada celebración de cumpleaños fuera igual a la anterior, de modo que no podamos distinguir los cambios buenos y malos que hemos experimentado con el paso del tiempo. A diferencia de otras ocasiones, esta vez no hubo una gran celebración, no vi a muchas personas importantes para mí puesto que se acerca el fin de semestre y sé que es complicado hacer coincidir nuestros horarios, pero quienes desearon estar presentes con un mensaje o una llamada, así lo hicieron, y se los agradezco profundamente.
                Hoy, al haber cumplido 22 años, siento cada vez más cerca el inicio del fin de la carrera, tengo un proyecto de tesis entre manos, llevo ya dos meses haciendo mi servicio social y estoy aprendiendo un nuevo idioma, es decir, cosas que hace un año probablemente no me hubiera imaginado hacer tan pronto; pero por otro lado, también estoy consciente de que hay personas importantes para mí que se han alejado, y otras que han llegado a iluminar mi vida de forma inesperada. Para los que estaban entonces y continúan a mi lado ahora, no tengo más que cariño y agradecimiento :)
“Todo puede colapsar,
todo vuelve a ser normal
sólo hay que entender
que nada es por siempre,
por siempre.
Éste es un final,
todo vuelve a comenzar
sólo hay que entender que nada es por siempre,
todo vuelve a comenzar…”
                                                                                       DLD, “Por siempre”

                 


domingo, 24 de abril de 2011

"Rio"

Mi visita del pasado fin de semana al cine podría clasificarse como una antesala a los próximos festejos por el Día del niño, ya que fui a ver “Rio”, la más reciente película animada de  20th Century Fox y Blue Sky Studios, producida por el mismo equipo que participó en la trilogía de “La era de hielo”.
                La película trata sobre Blu, un guacamayo azul que, después de ser sustraído de su hábitat natural en la selva brasileña, es rescatado en Massachusetts por una niña llamada Linda, quien cuida de él y se convierte en su dueña y mejor amiga; sin embargo, cuando un biólogo amante de las aves lo descubre y le dice a Linda que es el único espécimen de su tipo, junto con una hembra que encontraron en Rio de Janeiro, la convence para viajar a Rio con el fin de “preservar la especie”.
                Al llegar a Rio, Blu conoce a Perla, una guacamaya azul igual a él, pero de espíritu libre y sin confianza en los seres humanos. Es entonces cuando suceden una serie de aventuras (que no les voy a detallar, por si quieren ver la película), que llevan a Perla y a Blu a buscar su libertad, y a encontrar el amor (¡aw, qué lindo!). Sucede que, en realidad, la película en general puede catalogarse así: “linda”, pues posee un humor blanco y ligero dirigido enteramente al público infantil, mas no por ello deja de ser enternecedora y de arrancar una que otra carcajada.
                Sin embargo, hay un tema que me llamó la atención más allá de la película en sí, y que se resume en una gran interrogante: ¿por qué Rio?, es decir, ¿por qué una película de dibujos animados, realizada por una de las más grandes casas productoras de cine, se desarrolla en Brasil? Simplemente, el título de la película es bastante sugerente, pues la cinta no se llama “Las aventuras de Blu”, o algo parecido, sino que se llama simplemente “Rio”.
                Para empezar, uno de los productores de la cinta es Carlos Saldanha, de origen brasileño, quien ha declarado que desde que participó en la realización de “La era de hielo” tenía el deseo de crear una historia que tuviera como escenario a su país natal. Lo anterior es plenamente comprensible, sin embargo, más allá del interés personal de Saldanha, no podemos ignorar la coyuntura actual en la que se inscribe esta película, puesto que Brasil ha adquirido una presencia cada vez mayor a nivel regional e internacional.
                Dicha presencia ha ido en aumento no sólo gracias a su crecimiento económico, sino también a la manera en que las autoridades brasileñas han sabido utilizar este tipo de estrategias de poder suave para proyectar al país de un modo más sutil y caracterizando a la cinematografía, la cultura y las tradiciones de Brasil como elementos exportables que sin duda han disparado la popularidad del país sudamericano. No es gratuito que el mundo entero esté volteando la mirada hacia Brasil, mucho menos con juegos olímpicos y un mundial de fútbol en puerta. Otra reciente película gringa de acción, “Rápido y furioso 5” (aún no puedo creer que ya haya cinco películas de eso, pero en fin…) también se llevó a cabo en Rio de Janeiro.
Así, Brasil es representado en “Rio” como una ciudad grande y hermosa, en la que resaltan sus principales referentes como la estatua del Cristo Redentor, la samba, la música, el carnaval, las playas, los colores de la bandera, la exuberante vegetación, el candor de su gente, el clima tropical, el fútbol y la selva amazónica. Resulta curioso que también aparecen las favelas, como los “barrios pobres” de la ciudad, ya que ahí se desarrolla parte de la historia, aunque evidentemente su imagen es mucho más matizada de lo que son en realidad, en primer lugar porque se trata de una película para niños, y en segundo, porque dudo que a los brasileños les interese mostrar ese “lado oscuro” que aún prevalece en muchas de sus principales ciudades.
                Ante todo esto, es posible que el gobierno brasileño haya otorgado una determinada cantidad de recursos para impulsar este tipo de proyectos realizados en Estados Unidos como parte de su promoción a nivel global, pero lo que no podemos dejar de lado es que, sin lugar a dudas, habrá que considerar más en serio a Brasil, no sólo como el gigante de América, sino también como un país que, a pesar de su atraso, hace ya mucho tiempo que nos rebasó.
               

viernes, 8 de abril de 2011

Que lo que Facebook ha unido no lo separe el hombre.

Gracias a la globalización, a los avances tecnológicos, a la modernidad (¿o posmodernidad?) y a Mark Zuckerberg (¡ja!), la mayoría de nosotros contamos con un perfil en Facebook y también en algunas otras redes sociales como Twitter o Linkedin; pero en el caso específico de Facebook, existe la posibilidad de mostrar como parte de nuestra información personal, nuestro “estado sentimental”, es decir, una especie de “estado civil”.

            Si bien la legislación mexicana sólo reconoce dos tipos de estado civil, “soltero” o “casado”, Facebook ha ido más allá y actualmente provee varias categorías para describir nuestro “estatus sentimental”, según la opción que más se apegue a nuestra realidad. Actualmente, podemos escoger uno de las siguientes opciones: en una relación, comprometido, casado, es complicado (¿qué diablos?), relación abierta (favor de definir “abierta” ¿¿??), viudo, separado, divorciado o en unión libre.

            De hecho, algunos de estos posibles “estados sentimentales” como el de “unión libre”  fueron creados en atención a las demandas de un gran número de usuarios homosexuales, quienes pidieron opciones en Facebook que reflejaran mejor su estatus, como en el caso de México, con el reconocimiento de la Ley de convivencia.

            Pero, ¿cuál es la importancia del estado sentimental en Facebook? Probablemente esa pregunta tenga relación con lo que quiero relatarles hoy, pues estoy sumamente impresionada por la manera en que una decisión que pareciera tan simple y exhibicionista como mostrar tu estatus sentimental en Facebook puede llegar a afectarnos tanto.

Como dije, podemos escoger sólo UNA de las opciones anteriores. Aquí viene a cuento la permanente molestia de una amiga mía quien está convencida de que Facebook debería permitirnos mostrar varios estatus sentimentales a la vez, precisamente como ocurre en la vida real de muchas personas. Así, podríamos decir al mismo tiempo algo así como: “en una relación abierta con ‘x’” y también “es complicado con ’y’”; o bien, “viudo” y “en unión libre”…pero lamentablemente para algunos, uno de los más grandes defectos de Facebook es que sigue siendo monógamo.

Otra cosa particularmente ridícula a la que nos ha llevado el estatus sentimental de Facebook es a que la gente se sienta obligada a cambiar su estatus sentimental de manera inmediata al iniciar una nueva relación, so pena de que la otra persona se ofenda y piense que no la quieres por no hacer público tu romance con él o ella a través de esta red social. Otro error garrafal que suele ocurrir es cuando termina tu relación con alguna persona, y entonces hay que modificar penosamente el estado sentimental a “soltero”, lo cual sin duda generará comentarios de “aliento” por parte de otros amigos que sólo harán sentirte peor.

Lo peor de todo es que sólo nos exponemos a que todo el mundo sepa cómo anda nuestro corazoncito, lo cual no estaría necesariamente mal, si no fuera por todas las escenas de celos, enojos y sorpresa que genera leer en la pantalla: “Fulanito tiene una relación con Perenganita”, o “Fulanito ahora está soltero”. Es decir,  aunque no quieras enterarte de esos detalles de la vida de otras personas, de cualquier modo lo sabrás.

Quiero decir, es divertido, yo por ejemplo, una vez me “casé” en Facebook con un amigo mío sólo para confundir a la gente un rato…así que tal vez no debamos tomarnos tan en serio el estatus sentimental de Facebook. Eso sí, siempre habrá que cuidar mucho qué tipo de información publicamos y quiénes están autorizados para visualizarla. ¿En verdad es tan grande la necesidad de atención y de reconocimiento, que hasta la vida privada debe ser parte de nuestra carta de presentación en una red social?

En fin, que lo que Facebook ha unido, no lo separe el hombre.

domingo, 20 de marzo de 2011

Nocturna

Apago la luz, trato de conciliar el sueño, pero se me escapa, regresa, desaparece de nuevo, me juega una mala broma. Finalmente no es tan malo, la luz de la luna me alumbra a través de la ventana, haciendo que me olvide del silencioso paso del tiempo en la madrugada.

Vuelvo a la cama, ahora con una débil luz encendida, creo que intentaré leer, no porque la lectura me resulte somnífera, sino para que al menos la vigilia sea provechosa. Una página, dos, tres, veintitrés, y pasan apenas 47 minutos. Doris Lessing no consigue atrapar mi concentración esta noche y mi imaginación viaja por otros lugares, recuerdos y asuntos pendientes. Mala combinación.

¿El examen es dentro de una semana, o equivoqué la fecha en mi agenda?, ¿será que olvidé cerrar bien la puerta?, ¿o la ventana de la cocina? El subconsciente me dice que todo está bajo control, pero la incertidumbre sirve de pretexto para continuar despierta, bajar a oscuras las escaleras y corroborar que todo siga en orden. Sólo se vislumbra el reflejo de la luminaria en la calle, mientras el cúcú me recuerda que ha transcurrido una hora más y es momento de volver a la cama.

Doy vueltas de un lado a otro, me asaltan los recuerdos, la nostalgia, e incluso la creatividad nocturna, esa que a veces nos hace tanta falta durante el día en medio del ajetreo cotidiano, y que insolente, descortés, maravillosa, hace su aparición a altas horas de la noche cuando nuestra mente se encuentra en paz. Así, una súbita idea me despierta por completo y corro de puntillas para anotarla, casi se me escapa, pero logro aferrarme a ella. Quizás ni era tan brillante a fin de cuentas, pero ya la analizaré mañana…

¿”Mañana”? ¡Pero si ya es “hoy”! mi cuerpo comienza a sentir cansancio, pero mi mente sigue envuelta en divagaciones; algunas con lucidez, otras sin mucho sentido real. ¿Qué hacer cuando el insomnio te toma como prisionero, mientras que la noche con su encanto inexplicable te invita a soñar serenamente?

Quedan seguramente muchos sueños por experimentar, si es que las pocas horas que me restan para dormir son tan prolíficas como lo han sido mis muchas horas de insomnio acumuladas. Los pensamientos comienzan a diluirse, el cantar del grillo afuera de mi ventana es más lejano a cada minuto que pasa, y antes de dormir, pienso con alegría, parafraseando a Jaime Sabines: “[…] y estoy segura que habrá de amanecer…”


viernes, 18 de marzo de 2011

Y si no estudiara RRII...¿qué?

Muy pocas veces en mi vida me hecho esa pregunta, pero en innumerables ocasiones me lo han preguntado otras personas. A veces con interés, otras con desdén, algunas veces con sorpresa, muchas otras con indiferencia pero siempre con curiosidad, ya sean familiares, amigos o desconocidos, es invariablemente la misma pregunta: ¿por qué estudias Relaciones Internacionales?
A decir verdad, nunca supe qué quería estudiar. De niña pensaba ser veterinaria (no finjan, creo que ese fue el sueño guajiro de muchos jajaja), pero pronto desistí de esa idea, y desde entonces nunca me preocupé en pensar qué carrera escoger. La orientación vocacional no me sirvió para absolutamente nada, y mientras  muchos de mis amigos ya habían definido la carrera, especialidad y hasta posgrado que iban a elegir, mi turno llegó hasta el último año de la preparatoria.
Por eliminación (de otras opciones) y después por convicción, decidí que el plan de estudios de RRII era el único que me llamaba la atención y que conjugaba gran parte de mis intereses, aunque en ese entonces obviamente no llegué a comprenderlo del todo, pero se convirtió en mi mejor opción. ¡Y qué decir sobre ingresar a la Máxima casa de estudios! Esa no era la mejor opción, simplemente fue, es y será LA opción :)
En fin, una vez que aprobé el examen de admisión a la UNAM (haberlo presentado y no saber pronto el resultado lo recuerdo como una de las experiencias más estresantes de mi vida!!!) lo único que restaba era esperar a que comenzara un nuevo ciclo.
Posiblemente si fuera buena con los números hubiera estudiado economía, pero ¿a quién engaño? mis habilidades matemáticas son casi inexistentes, si me gustaran un poco más las leyes hubiera sido abogada como mi hermana, habría sido periodista de no haber un campo laboral tan restringido, si fuera millonaria tal vez hubiera estudiado algo completamente inoperativo (como lenguas prehispánicas, o qué se yo…) por el simple gusto de estudiar y de saber, sin tener que preocuparme por conseguir trabajo.
Pero como no sucedió nada de lo anterior, heme aquí, en el octavo semestre de una carrera que, a pesar de las adversidades y de que no es perfecta, quiero profundamente. Muchos me han dicho que no sirve para nada, que son “Ilusiones Internacionales”, que de seguro sólo estudio eso porque quiero “viajar por todo el mundo y hablar muchos idiomas” (WTF??), que mejor me dedique a otra cosa. Quizá lo peor que me han dicho es “ah, estudias RRII, ¡qué padre! eso es algo así como de turismo, ¿verdad? (doble WTF?!?!?).
Además, suele ser difícil explicar a la gente aquello de la “inter-trans-multi-disciplinariedad"….
Estoy consciente de que la carrera y el plan de estudios tienen sus inconvenientes, desde planteamientos obsoletos hasta poca práctica y demasiada teoría, pasando por enfoques repetitivos, aunado al mal desempeño de nosotros los estudiantes y de algunos profesores. Tal vez no siempre fue lo que esperaba, muy a menudo no le encontré una aplicación práctica, probablemente la he desmitificado y cuestionado constantemente…pero jamás me he arrepentido.
Una carrera universitaria, cualquiera que ésta sea, ya no representa por sí misma una garantía de éxito, seguramente en RRII el futuro laboral y académico seguirá siendo un tanto incierto, habrá que “picar piedra” desde ahora, empezando por la realización de la tesis…sin embargo, no me imagino estudiando otra cosa, ni concibo la vida sin los conocimientos, las amistades, satisfacciones, experiencias, risas, desvelos, logros y fracasos que me han dado esta carrera y universidad durante los últimos años :D

domingo, 13 de marzo de 2011

Día de la Mujer

"Las mujeres sostienen la mitad del cielo"
Proverbio chino

A propósito de la celebración del Día Internacional de la Mujer el pasado 8 de marzo, vinieron a mi mente reflexiones acerca de la gran contradicción que representa para mí esta fecha, así como el significado real y la responsabilidad de ser mujer hoy en día.
Carteles alusivos a conferencias, homenajes, presentaciones y otros eventos dedicados a mujeres ilustres y destacadas se asomaron en distintos puntos de la ciudad o se anunciaron en los medios de comunicación, y muchos de mis amigos (varones) me enviaron felicitaciones a lo largo del día.
Claramente el detalle se agradece, pero siempre me han quedado dudas en torno a la validez del Día Internacional de la Mujer (que originalmente se llama Día de La Mujer Trabajadora). Sucede un poco como con el día de las madres, o el día de San Valentín, en el cual existe la “firme” convicción de que el amor no se demuestra con globos y chocolates una vez al año…pero aún así lo hacemos.
Pienso que ocurre algo similar con el Día de la Mujer, aunque éste último va más allá pues refleja la disparidad de género que prevalece hoy en día. Si se supone que hay condiciones de igualdad entre ambos sexos, y se reconoce la gran valía de la mujer, entonces ¿por qué se designa un día al año para “festejar a la mujer”?, ¿es que ser mujer sigue implicando un factor de diferencia?, ¿realmente han trascendido los movimientos feministas, cuando aún existen miles de mujeres marginadas?, ¿hemos alcanzado una independencia real, o sólo hemos creado nuevos estereotipos?
Los antecedentes históricos de esta celebración datan de hace más de un siglo, con la labor de trabajadoras que tuvieron el valor de luchar por obtener mejores condiciones laborales, y en adelante, fue que gracias al trabajo de ONG’s, instituciones gubernamentales y de millones de mujeres en todo el mundo, se fueron coordinando mayores esfuerzos para que la igualdad fuera un sueño posible.
Si las mujeres eran  antiguamente consideradas como diosas, dado que es la única capaz de dar vida, no entiendo cómo fue que en la mayor parte del mundo la mujer ha sido tratada como un ser inferior, como una simple progenitora, alguien sin capacidades intelectuales, en una sociedad que siempre antepone a la figura masculina. Supongo que existen infinidad de explicaciones para ello, relacionadas con largos procesos históricos, económicos, políticos, ideológicos, religiosos y sexuales a los que la mujer ha tenido que irse ajustando durante años, pero que yo no llego a comprender por completo.
Tampoco pretendo victimizar a la mujer, esa no es la manera en que se harán valer y respetar nuestros derechos, pues la mujer de por sí representa amor, dignidad y fuerza en todo su ser, aún sin contar con el reconocimiento de los demás. Probablemente no está del todo mal que se celebre este día, pues aunque denota la desigualdad que aún hay entre hombres y mujeres, nos sirve como recordatorio de que aún hay mucho por hacer en materia de igualdad, así como recordarnos del valor de la mujer como agente de cambio activo e indispensable.

viernes, 11 de marzo de 2011

Impulsiva-mente

Por lo general suelo meditar mucho mis decisiones, a veces en exceso, incluso al tratarse de cosas simples e intrascendentes, quizá con el afán de tener seguridad y control sobre mis acciones, pero últimamente he re-descubierto lo padre que es que muchas de las cosas más asombrosas de la vida lleguen de forma impulsiva, sin esperarlas.

Según una frase popular, cuyo autor desconozco, nunca se debe tomar decisiones estando enojado, ni hacer promesas estando feliz, es decir, que no es bueno que nuestras acciones se encuentren condicionadas por un estado de ánimo efímero que sólo nos llevará a grandes desilusiones o arrepentimientos.

Evidentemente no es recomendable actuar siempre de un modo impulsivo, ni cargar con el remordimiento de palabras hirientes que en realidad no queríamos decir, o de actos que no creíamos ser capaces de cometer. Sin embargo, así como a veces es mejor inclinarse por la prudencia, cada vez estoy más convencida de que no hay como dejarse llevar por nuestros impulsos o "corazonadas", que pueden tomar una magnitud increíble y cambiar para siempre un momento, una sensación, la vida entera.

Esos pequeños instantes extraordinarios que no duran más que unos cuantos segundos, pero que pueden influir en decisiones para toda la vida. Vuelcos inesperados que ni uno mismo pensaba que serían tan trascendentes al momento de optar por ellos, y que nos dejan siempre con un aprendizaje importantísimo para el futuro.
Temer durante meses acercarte a quien amas en secreto y hacerlo en el momento preciso en que el instinto te da la seguridad que te faltaba. Sentir el impulso de robar un beso, salir corriendo a la calle en una tarde de lluvia, atreverse a probar nuevas experiencias, o dejar que un nuevo amor forme parte tu vida sin importar que después puedas salir lastimado. Llamar a alguien después de varios años sólo por las ganas repentinas de hablar con esa persona. Inclusive hay quienes decidieron la carrera que iban a estudiar gracias a un impulso que reveló cuáles eran sus verdaderos deseos. Tener el impulso de pararte a bailar o a cantar sin importarte que luzcas ridículo...

Decidir realizar un viaje inesperado, planear todo el camino por andar sólo para desviarse al último momento, no por equivocación, sino por el deseo de explorar algo nuevo y de que el recorrido tenga un final distinto. Tomar la decisión de quedarse, o de marcharse, seguir tus corazonadas y acertar en el resultado. Comprender que la vida no hay que pensársela tanto, ya que sus caminos son insospechados y las sorpresas (buenas y malas) están siempre a la vuelta de la esquina.     

Actuar impulsivamente implica peligro, arrojo, incertidumbre, emoción, adrenalina, espontaneidad... y así, como pincelazos al azar en un cuadro imperfecto, pero hermoso y artístico, las decisiones más espontáneas e impulsivas de nuestra vida aparecen para sacudir nuestra rutina diaria y demostrarnos que vale la pena actuar con base en lo que uno en verdad siente, cree y espera :)

domingo, 6 de marzo de 2011

"Y el Oscar es para..." (Segunda parte)

Si bien todos tenemos la capacidad de encarnar al mismo tiempo a nuestras propias Odette (cisne blanco) y Odile (cisne negro), al igual que sucedió con Nina, muchas veces prevalece una sobre la otra. Sin embargo, “Black Swan” refleja esta dualidad entre el blanco y el negro: el bien y el mal; así como el peligro de no encontrar el matiz de grises adecuado entre ambos extremos.

“Black swan” nos hace testigos de cómo dichos extremos conducen a una mujer talentosa pero insegura a la locura y a la autoflagelación que, dicho sea de paso, en la cinta resultan elementos excelentes para adentrar al espectador en un intenso dilema psicológico. De cómo a veces es imposible evitar la lucha entre lo que realmente somos y nuestros más oscuros deseos, de lo difícil que es distinguir entre el bien y el mal cuando se busca complacer a los demás antes que a uno mismo.

            Ok, sí, ya me estoy viajando mucho, lo sé… ¡pero es cierto! Además, me fue inevitable recordar la época en que de niña estudié ballet, y sentirme afortunada de haberme retirado de un ambiente tan hermoso pero a la vez tan oscuro. Es bien sabido que el ballet es una disciplina que exige una gran cantidad de sacrificios, pero en esta ocasión, resulta el contexto perfecto para entender cómo es que alguien puede llegar a tal autodestrucción.

Probablemente uno de los argumentos más rescatables del personaje de Vincent Cassel (el director artístico), es cuando recalca en Nina la necesidad de olvidar la perfección, dejarse llevar, vivir un poco. Aunque los métodos de ese hombre eran bastante cuestionables, tiene un punto importante: de nada sirve obsesionarse con una técnica perfecta, si lo que se hace no se hace con pasión y con libertad, lo cual no aplica solamente en el ballet, sino en la vida misma.

El nombre de la ganadora como mejor actriz fue muy sonado desde semanas antes de la ceremonia y las reacciones a favor y en contra no se hicieron esperar. La hermosa Natalie Portman obtuvo el premio y no fue sorpresa para nadie. Aunque era evidente que ella ganaría, y sin demeritar su actuación, es una pena que la Academia haya contribuido con ello a eclipsar  las interpretaciones de Annette Benning (“The kids are alright”) o Jennifer Lawrence (“Winter’s bone”).

Mención aparte merece la actuación de la pequeña Hailee Steinfeld en “True Grit”, quien a su corta edad interpretó un gran papel a pesar de no tener una carrera consolidada como la de otras nominadas, pues en el rubro de mejor actriz de reparto, la galardonada fue Melissa Leo (“The fighter”), dejando de lado también a doña Helena Bonham Carter (“The king’s speech”).

De los documentales, les quedaré mal porque sinceramente sólo he visto “Biutiful” que tristemente no ganó (lástima por Iñárritu) y “Dogtooth” que…tampoco ganó. Eso sí, uno de los premios más emotivos fue el que recibió Toy Story 3 por la canción “We Belong Together”. Aceptémoslo, a todos los que crecimos con Toy Story nos encantó la película más que a cualquier niño, y con esta canción y con “You’ve got a friend in me” a más de uno se nos escaparon algunas lagrimitas, aún cuando las hayamos disimulado con los lentes 3D :)

            En fin, una entrega más de los Óscares concluyó, pero nos queda el resto del año para disfrutar todas estas cintas más las que se acumulen, que seguro serán bastantes. Eso, si es que en nuestro país no sigue permeando la “presunta” censura irracional y retrógrada en las salas de cine…

viernes, 4 de marzo de 2011

"Y el Oscar es para..." (Primera Parte)

La entrega de los Óscares se ha ganado a pulso el descrédito popular. Comenzando por el hecho de que constantemente se premia a un determinado tipo de filmes, obedeciendo a criterios muy limitados, aunque ha habido algunas excepciones, pero son muy pocas. Ahora que, si consideramos que la inmensa mayoría de los magnates de Hollywood son judíos y/o conservadores, no resulta tan raro que actúen de ese modo…
No por nada los Globos de Oro, el Festival de Sundance y el de Cannes han reivindicado últimamente su papel como galardones mucho más justos, plurales y confiables; además de que dan cabida a un mayor número de categorías, permitiendo que cineastas y artistas poco conocidos presenten sus producciones, con lo que se enriquece la diversidad cinematográfica alrededor del mundo.
Sin embargo, y aunque nos pese, los Óscares siguen siendo los premios de cinematografía más famosos y controvertidos; y nosotros como espectadores, seamos expertos o no, siempre tendemos a criticar todo categóricamente: la película es buena o mala. Punto.
De modo que nunca se tiene a nadie lo suficientemente satisfecho. Si la película es romántica resulta demasiado cursi, si es de ciencia ficción no vale ni el boleto de la entrada; si es de terror es poco creíble, si fue nominada al Óscar seguro es muy comercial, y por el contrario, si no obtiene ningún premio, entonces seguro es fatal...y así sucesivamente.
En mi caso, intento no ser tan tajante y trato de buscar siempre un equilibrio dentro de mi amor al séptimo arte. Bueno no, la verdad no siempre, pues todavía considero que sí hay películas nefastas (hollywoodenses y no hollywoodenses) en las cuales no vale la pena desperdiciar ni un minuto de nuestra atención. En fin, como no quisiera caer en el mismo afán de ataques negativos que tanto critico, mejor hablaré sobre las películas que están en boca de todos: “las oscareables” (sic) del año.
La gran ganadora fue sin duda “El discurso del rey”, y la gran perdedora, “True grit”. Si bien esta última hay que entenderla en su carácter de western con el sello tan particular de los hermanos Cohen, y aunque disfuté más “No country for old men”, creo que “True Grit” es una gran película que no fue lo suficientemente reconocida. Lo mismo sucedió con “Inception”, ratificando así la costumbre de la Academia de menospreciar a cintas de ciencia ficción. En este caso, una en su tipo que además de  impresionantes efectos especiales, tiene un excelente argumento, sólo obtuvo premios relacionados con aspectos técnicos (y aún así no comprendo cómo es que le ganó“Alice in wonderland”…)
La propia ceremonia no dejó un buen sabor de boca. Creo que ha sido una de las más desangeladas de los últimos años, que no de las más tediosas, pero tampoco de las más emotivas. Ya ni siquiera eso resultó ser parte del show. Eso sí, lo que no faltó fue el glamour acartonado de todos los asistentes.

El caso es que “El discurso del rey” se hizo acreedora a varios premios: mejor actor principal, mejor guión original, mejor dirección y mejor fotografía, y aunque me agradó el papel de Christian Bale en “The fighter”, yo sí le hubiera dado una estatuilla dorada a Mark Ruffalo (“The kids are all right”) o a Geoffrey Rush (“King’s speech”) por mejor actor de reparto.
La terna para mejor película estuvo bastante reñida, creo que las diez películas nominadas merecían estarlo,  y aunque había otras muy buenas opciones, “The king’s speech” resulta una curiosa mezcla de elementos que la hicieron tan exitosa. Sin efectos especiales, sin una escenografía extraordinaria, sin escenas de violencia o de sexo pero eso sí, con un montón de palabrotas –perfectamente contextualizadas- logró cautivarnos. Aunque es típico que la Academia premie a películas biográficas y de época, en las que se reflexiona positivamente acerca de un personaje que supera sus problemas.
Pero como dije anteriormente, en gustos se rompen géneros y hay quienes la han calificado de mediocre y simplona. Yo considero que sus argumentos son ligeros, sí, pero precisos, emotivos y muy bien armados; supongo que por eso ganó como mejor guión.  

Además es interesante la reflexión que hace sobre la relación entre la política y el personaje que la ejerce; sobre cómo la vida pública influye a la privada y visceversa, así como de la capacidad del ser humano para ser fuerte en momentos de debilidad, confiando en uno mismo para hacer valer nuestra voz, de todas las formas posibles...

Ok, ¡creo que sí me extiendo demasiado! así que continuaré divagando en la siguiente entrada :)