domingo, 15 de mayo de 2011

La "Boda Real"

La euforia que generó en gran parte del mundo la Boda Real celebrada entre el Príncipe William de Inglaterra y su ahora esposa Kate Middleton ya se ha terminado (¡por fin!), en parte porque el feliz acontecimiento ocurrió hace más de dos semanas, y también porque otras impactantes noticias lo opacaron un poco, como por ejemplo la beatificación de Juan Pablo II y la muerte de Osama Bin Laden.
                Sin embargo, precisamente como la Boda Real ya no está tan en boga como hace unos días, creo que ahora resulta pertinente abordarlo ahora desde otra perspectiva. Reconozco que fue un evento impresionante, y hay que destacar el hecho de que fue ampliamente mediatizado, pues miles de personas sintonizaron la ceremonia en televisión, y otros tantos siguieron cada uno de sus detalles a través de Internet y de las redes sociales.
                La fastuosidad y elegancia de la pareja Real y de todo lo que les rodeaba fue digno del mejor cuento de hadas, mas  no deja de saltar a la vista que este acontecimiento tal vez no resulta tan grande como podría pensarse. Comprendo que para un buen número de ingleses tuvo un significado importante, debido a los vínculos nacionalistas y hasta cierto punto, patrióticos con el linaje de la Familia Real y la representatividad que ésta tiene para el país.
De igual modo, yo hubiera creído que las escenas donde multitudes se reúnen en lugares públicos para ver pasar un momento a las celebridades eran posibles únicamente en México, tal como la “niña loca de la Embajada” que acampó afuera de la Embajada inglesa para obtener una invitación a la Boda Real (WTF¿?)…¡pero no! resulta que los ingleses  también se prestaron a la aclamación multitudinaria en las calles mientras la pareja Real hacía su recorrido.
En este sentido es que se desarrolla un breve pero escrupuloso artículo, publicado el pasado 27 de abril en el periódico alemán Spiegel, titulado  “A fairytale wedding? What nonsense!”, el cual otorga una óptica un poco más real acerca de la boda “Real”… (aquí el link de dicho artículo: http://www.spiegel.de/international/zeitgeist/0,1518,759304,00.html)
Para empezar, el autor, Marco Evers, critica muy someramente al sistema monárquico parlamentario de Inglaterra, pues considera como una práctica retórica y ridícula seguir llamando a alguien “su majestad”. Algo que me parece un tanto arriesgado para afirmar, pero con lo que sin duda estoy de acuerdo, es, como menciona el autor: “[…] los soldados británicos están luchando por la democracia en Afganistán y Libia, y pelearon por ella en Irak. Pero en casa, defienden la absurda y no democrática idea de que nadie que no sea un Windsor puede ser la cabeza de Estado”.
El autor critica entonces, una ceremonia realizada bajo el más estricto protocolo, acartonada y predecible; en la que además confluyeron una serie de personajes de la política, el espectáculo y la realeza que no mantienen precisamente buenas relaciones entre ellos. El autor de este ácido artículo también lamenta que Kate estará “muerta en vida”, ya que ahora deberá comportarse según los cánones establecidos por la Casa Real, mismos que le harán perder un buen número de “libertades”, desde decidir qué ropa usar o qué comer, hasta privarse de tener un empleo, para dedicarse únicamente a eventos sociales y a criar niños (preferentemente varones).
Sin duda comprendo el significado que para algunos ingleses que se encuentran a favor del mantenimiento de la monarquía tiene el enlace matrimonial del futuro heredero a la Corona, además del impacto mediático y la proyección de la Familia Real mediante este gran acontecimiento, sin embargo, coincido en muchas cuestiones que plantea este artículo respecto a la inutilidad de eventos como éste.
Eso sí, lo que nadie va a poder negar, les haya gustado la Boda o no, es que algunos vestidos y/o accesorios utilizados por muchas de las mujeres que asistieron a la celebración son simplemente ¡¡ho-rro-ro-sos!! Creo que sí se tomaron muy en cuenta las historias de Walt Disney, y para muestra, esta bonita imagen que encontré vagando por Internet  :P

domingo, 8 de mayo de 2011

(apenas) 22 vueltas al Sol...

El pasado jueves 5 de mayo tuve la fortuna de llegar a mis 22 primaveras, sí, ¡fue mi cumpleaños! Una vuelta más al sol que ha comenzado y que sin duda me ha hecho reflexionar y valorar a las personas que han estado conmigo durante este viaje, o al menos en parte de él, las cosas que poseo, las que quiero alcanzar y la forma en que ha cambiado mi vida a lo largo de 365 días; una especie de “año nuevo” personal. Una vuelta más al sol y un nuevo año por comenzar, un año importante, lleno de cambios y oportunidades.

Es cierto que cada año es distinto, ¡y qué bueno que así sea! pues sería muy aburrido que cada celebración de cumpleaños fuera igual a la anterior, de modo que no podamos distinguir los cambios buenos y malos que hemos experimentado con el paso del tiempo. A diferencia de otras ocasiones, esta vez no hubo una gran celebración, no vi a muchas personas importantes para mí puesto que se acerca el fin de semestre y sé que es complicado hacer coincidir nuestros horarios, pero quienes desearon estar presentes con un mensaje o una llamada, así lo hicieron, y se los agradezco profundamente.
                Hoy, al haber cumplido 22 años, siento cada vez más cerca el inicio del fin de la carrera, tengo un proyecto de tesis entre manos, llevo ya dos meses haciendo mi servicio social y estoy aprendiendo un nuevo idioma, es decir, cosas que hace un año probablemente no me hubiera imaginado hacer tan pronto; pero por otro lado, también estoy consciente de que hay personas importantes para mí que se han alejado, y otras que han llegado a iluminar mi vida de forma inesperada. Para los que estaban entonces y continúan a mi lado ahora, no tengo más que cariño y agradecimiento :)
“Todo puede colapsar,
todo vuelve a ser normal
sólo hay que entender
que nada es por siempre,
por siempre.
Éste es un final,
todo vuelve a comenzar
sólo hay que entender que nada es por siempre,
todo vuelve a comenzar…”
                                                                                       DLD, “Por siempre”